Wednesday 14 September 2011

Un Premio Nobel más en la lista de pseudocientíficos.

QuelccayaEn el mismo mes en la que la extensión de hielo del Ártico rompió records mínimos de área cubierta de hielo, volumen de hielo y posiblemente de extensión (que no es lo mismo que área), Ivar Giaever renuncia de la Sociedad Americana de Física porque ésta reconoce la existencia del calentamiento global.

Esto no sería demasiada noticia si no fuera porque el Dr. Giaever es un Premio Nobel. ¿Es un climatólogo premiado por algo relevante al cambio climático o la climatología? No, es un físico que ganó el prestigioso premio por “por sus descubrimientos sobre fenómenos de túnel en sólidos”. En otras palabras, en lo referente a la climatología, el Dr. Giaever –con el respeto que se merece– tiene tanta autoridad y relevancia como cualquier otro hijo de vecina que se doctoró en física.

Los negacionistas (o “escépticos”) ya están cambiándose los calzones ante este evento. Es que tanto ellos como los creacionistas tienen mucho en común. Algunos consideramos que el movimiento puede entenderse mejor como negacionismo de la evolución ya que no proponen ninguna teoría alternativa consistente y testeable (“dios lo hizo” no es una hipótesis seria); tanto los creacionistas como los que apoyan el “diseño inteligente” se limitan a sembrar confusión (tirar mierda, en criollo) sobre teorías bien establecidas y aceptadas por los científicos para que el público termine confundido. Algo parecido sucedió con las tabacaleras y su enorme campaña mediática para negar que el tabaco produce cáncer: “La duda es nuestro producto” era su lema.

En este caso, la posición de Giaever es clarificada por su carta de renuncia que fue “conseguida” por un blog y dice:

La afirmación (¿cómo se puede medir la temperatura promedio de todo el planeta durante todo un año?) es que la temperatura cambió de ~288,0 a ~288,8 grados Kelvin en unos 150 años, que (si es cierto) significa para mí que la temperatura se mantuvo sorprendentemente estable, y tanto la salud como la felicidad humana definitivamente mejoraron durante este período de “calentamiento”.

De esto podemos sacar dos conclusiones: primero, Giaever no tiene la más pálida idea de cómo se reconstruyen las temperaturas medias globales o se calculan las anomalías y no tiene interés alguno en preguntarle a alguien que sabe cómo se hace. Y segundo, que cree que un aumento de 0,8 grados en 100 años (dice 150 pero en general se habla de 100) le parece “sorprendentemente estable”.

¿Las temperaturas se mantuvieron estables estos últimos 150 años?

NH_Temp_Reconstruction

No me parece.

Ahora, el punto de cómo se mide la temperatura media global es complejo pero increíblemente interesante. El blog Skeptical Science dedicó 4 posts (Parte 1A, Parte 1B, Parte 2A y Parte 2B) a explicar cómo se computan las temperaturas medias y las anomalías que son largos pero sin desperdicio. Resumiendo y simplificando mucho:

  • Se usa el promedio de las anomalías, no las anomalías del promedio. Esto que parece una boludez es en realidad algo fundamental. Si se tomara el promedio de cada estación meteorológica y luego se calculan las anomalías se corre el riesgo de que se hayan perdido estaciones particularmente frías o cálidas a lo largo del tiempo y esto sesgue los datos. Pero si se calcula las anomalías de cada estación y luego se las promedia, entonces que se pierdan estaciones particularmente cálidas o frías no sesga los datos en una dirección determinada.
  • Se “solapan” los registros de distintas estaciones que pueden tener registros reducidos para crear un registro más largo. El método del promedio de las anomalías elimina el problema en los distintos equipamientos, calibraciones, y demás factores de confusión.
  • Los promedios se pesan según el área que cubre cada estación. Una estación que cubre mayor área tiene proporcionalmente más peso que las estaciones que cubren pocas áreas.
  • El tiempo de una estación meteorológica determinada puede usarse para inferir el estado del tiempo en un área sorprendentemente grande gracias a efecto de las teleconexiones. La temperatura de un lugar está fuertemente correlacionada con la temperatura de unos 100 km en latitudes bajas y hasta 1000 km (¡!) en latitudes más bajas. Esto es especialmente útil cuando se trata de zonas rodeadas de mucha agua.
  • Está más que claro que no tenemos estaciones meteorológicas que cubran todo el globo pero gracias a las teleconexiones se necesitan sorprendentemente pocas estaciones para lograr un buen cálculo. De hecho, ¡con sólo 60 estaciones se puede logar un registro relativamente confiable! Agregar más estaciones actualmente no aumenta necesariamente el área cubierta ya que lo único que logra es disminuir el área que representa cada estación.
  • Hay muchas potenciales fuentes de error (isla de calor urbana, malos registros, fuentes artificiales de calentamiento, etc…) que son tomadas en cuenta. Se analizan los registros de cada estación en busca de anormalidades y se trata de corregirlas.

Hay varios registros de temperatura cada uno usando metodologías ligeramente distintas (GISS, HadCRUT, NCDC y JMA) y todas dan resultados similares. También es bueno aclarar que hace un tiempo el notorio negacionista Anthony Watts criticó la calidad de las estaciones meteorológicas y realizó un registro de las que él consideraba “las mejores”. David Brillinger de la Universidad de Berkeley actualmente está compilando un nuevo registro de temperaturas globales (que muy modestamente llamó Berkeley Earth Surface Temperature o BEST) que incluye estas estaciones y muchas otras más para llegar a casi 40.000 en vez de las meras 7.280 que se usan para las otras bases de datos. Los resultados preliminares utilizando un 2% de las estaciones están en acuerdo con las demás reconstrucciones. Es cierto que se trata de una pequeña proporción pero considerando que con 60 estaciones se puede lograr un resultado bastante consistente, yo me imagino que con 800 va a ser mejor aún.

En cualquier caso, sí, Dr. Giaever, por esta y muchas otras razones el cambio climático es innegable.

Conclusión.

En mi corta vida en el mundo del escepticismo me he encontrado con muchos casos de Premios Nobel que abrazan la pseudociencia. Luc Montagnier, que cree en la homeopatía y afirma haber transmitido la “información” de una molécula de ADN a un tubo de ensayo con agua pura; Linus Paulin, que inventó la pseudociencia de la medicina ortomolecular y fue promotor de las megadosis de Vitamina C; Louis Ignarro, que tuvo una relación extraña con Herbalife; y finalmente Kary Mulis, negador del cambio climático, la destrucción de la capa de ozono y que el HIV cause SIDA además de creer en la astrología.

Agregar a otro más a esta creciente lista es cada día menos extraño.


(agradecimientos a DrGEN por hacerme llegar la noticia)