Wednesday 1 December 2010

Ilusión de causación y cómo reducirla.

ResearchBlogging.org

Es saber proverbial (al menos en ciertos círculos) que el humano es un animal que busca patrones. Skinner demostró que las palomas no están exentas de esta consideración y varias investigaciones evidencian que esta tendencia aumenta cuando nuestra sensación de control disminuye. Este es un tema muy relevante en la pseudociencia ya que es usual que quienes la promueven se sustenten en nuestra pobre capacidad de estimar causación y efectividad. Entender cómo reducir esa ilusión de causación sería un buen método para disminuir la influencia de los charlatanes. En un paper publicado en el British Journal of Psychology, investigadores de la Universidad de Deusto en Bilbao hace precisamente eso.

Muchas personas tratan de encontrar diferencias cognitivas entre los creyentes y no creyentes. Por ejemplo, algunas investigaciones vinculan una personalidad propensa a la fantasía (fantasy prone personality) y la creencia en lo paranormal. Helena Matute et al propone que, en realidad, la ilusión de causación, los errores cognitivos y los errores sistemáticos son parte de la cognición normal a la luz que las investigaciones que el acercamiento anterior no llegó a resultados consistentes. Se basan en dos pilares de conocimiento, la literatura sobre superstición y e ilusión de control y la teoría de contingencia en el aprendizaje y predicen que la cantidad de veces que se observa la potencial causa y la forma en la que se evalúa el resultado son dos factores que disminuirían la ilusión de causalidad (preguntar por la efectividad debería generar mayor ilusión de causación que preguntar específicamente por la causa).

En el experimento se realizó por internet y consistía en pedirles a los participantes que evalúen la efectividad de una droga ficticia para curar una enfermedad que no existe realmente. Se les mostraba a cada participante 100 pacientes ficticios que sufrían de Síndrome de Lindsay; algunos de ellos habían tomado la medicina (Batatrim) y otros no. Se les preguntaban si creían que el paciente iba a mejorar y luego se les decía si se habían curado o no. El truco es que tanto los pacientes que habían tomado la medicina como los que no se curaban el 80% de las veces; es decir, el Batatrim no tenía efecto alguno.

Para probar si la frecuencia en la que aparecía la causa potencial afectaba el nivel de ilusión, los participantes fueron divididos en 2 grupos. Uno veía 80 pacientes que habían tomado la droga y el otro sólo 20 (en ambos casos la tasa de recuperación era del 80%). Además, se les preguntaba “¿Hasta qué punto crees que el Batatrim es la causa de la curación de las crisis de los pacientes que has visto?” (pregunta causal) y “¿Hasta qué punto crees que el Batatrim ha sido efectivo para curar la crisis de los pacientes que has visto?” (pregunta sobre efectividad).

Matute et al 

Como habíamos predicho, las barras negras (los que vieron sólo 20 pacientes que tomaron el Batatrim) juzgaron el medicamento significativamente menos efectivo que las barras rayadas. Pero además, la forma en la que se formula la pregunta también tiene un efecto (no tan fuerte).

Conclusiones.

Este estudio tiene, creo yo, implicaciones importantes en la forma en la que los divulgadores científicos  la comunidad escéptica se relaciona con el público. Aparentemente sería recomendable abordar cuestiones como la efectividad de la homeopatía desde el ángulo de la causalidad. Cuando se pregunta por “efectividad”, la relación causal queda adentro de la caja negra. Si una persona conoce muchas personas que se mejoraron luego de un tratamiento, hay que hace un trabajo cognitivo importante para no concluir que éste es efectivo. Al poner en la mesa la noción de causación, quizás uno esté ayudando ese trabajo; abriendo la caja negra para que el otro mire adentro.

Por otro lado, también muestra la efectividad (ejem..) de otro tipo de campaña. Instruir sobre el método científico es una buena idea pero tiene muchas complicaciones. Como bien notan en el paper, el sólo hecho de convencer a alguien que la ciencia es algo que vale la pena es un desafío. Exponer al público a una mayor cantidad de evidencia no sesgada es más simple y no deja de ser efectivo. En cualquier caso, es otra forma de responder al “a mí me funcionó”.


Matute H, Yarritu I, & Vadillo MA (2010). Illusions of causality at the heart of pseudoscience. British journal of psychology (London, England : 1953) PMID: 21092400