Tuesday 19 January 2010

Detalles, detalles. La vagancia en el pensamiento.

Esta nota me hizo acordar a un comentario que leí y respondí en DrGEN.com.ar.

Siempre hablando porque es gratis me parece que formas de energía limpias tienen su mérito aunque mas no sea para disminuir el calentamiento y aumentar la salud (creo que está claramente documentado que quemar combustibles fósiles tiene efectos cancerígenos entre otros).

Hablar es gratis, por suerte, pero eso no significa que uno deba decir cualquier cosa. Más allá de lo que dice anteriormente (que no hay un consenso al respecto del AGW) creo que esta línea de razonamiento es falaz. Es curioso porque ya lo había oído en una emisión de Point of Inquiry y me pareció igualmente débil. Esencialmente es una Apuesta de Pascal y puede ilustrarse en una tabla:

  Teníamos razón No teníamos razón
Hacemos Algo Evitamos el calentamiento global o mitigamos sus efectos Fuentes de energía renovables, ciudades más limpias. Y sufrimos los efectos del calentamiento global si éste es natural.
No hacemos nada Exacerbamos los efectos del calentamiento global. Sufrimos los efectos del calentamiento global si este es natural.

La falla en el razonamiento es obvia. No toma en cuenta las posibles consecuencias negativas de las políticas para mitigar el cambio climático. Y estas existen. Michael Shermer señalaba en un post en Skepticblog, que un impuesto a las emisiones podría resultar perjudicial para la economía. Si realmente la quema de combustibles fósiles no es tan dañina, entonces quizás sería mejor que la misma demanda por nuevas fuentes de energía motivaran su desarrollo. También es posible que el costo (tanto económico como social) de desarrollar nuevas tecnologías y políticas sea más elevado que el causado por el AGW. De ninguna manera pienso que esto sea así, pero tampoco puedo mostrar que no lo sea. Pero demuestra que al tomar decisiones, el uso de la mejor evidencia no puede suplantarse por un pensamiento pascalino.

El estudio, realizado en la Universidad de California, Irvine (UCI) por Amy Townsend-Small y Claudia Czimczik, sugiere que algunos espacios literalmente verdes no lo son figurativamente. Es un estudio pequeño (cuatro parques en las cercanías de la UCI) y relativamente básico, por lo que yo estimaría que sus conclusiones son tentativas a lo sumo. Lo que hicieron fue analizar la capacidad del suelo de absorber CO2 de los dos tipos de pasto presente en los parques, las áreas ornamentales y las de deporte. Estos resultaron se mucho más eficientes que aquellos debido a que por el constante uso y replantado, el carbono no quedaba “guardado”. Luego, calcularon cuánto costaba su manutención en gases invernadero, contando sólo el CO2 emitido indirectamente por el mantenimiento sino también el Óxido Nitroso usado como fertilizante (que es unas 300 veces más poderoso que el CO2). Los resultados fueron que, a pesar de poder absorber carbono, los jardines urbanos son más perjudiciales que beneficiosos para combatir el cambio climático.

Como dije, yo no pondría mucho peso en este estudio en particular. La muestra es muy pequeña y la realidad es que el cálculo de la “huella de carbono” es bastante complicado y depende de varias suposiciones que no siempre se dan. Pero eso es irrelevante. Creo que demostré que el argumento de de “¿Qué es lo peor que podría pasar?” es inválido lógicamente y falso en los hechos y no es, de ningún modo, un buen reemplazo de la investigación rigurosa y el razonamiento desapasionado. Como mucho, es una apelación a la emoción que sólo tiene valor como herramienta retórica.